Actividades de clase:

Arrancamos con una ronda de “Dígalo con mímica”. Yo representé Breaking Bad: hice como que “cocinaba” metanfetamina, la servía en una cuchara y me la inyectaba; el curso la adivinó al toque. Luego cambiamos la regla: quien había hecho una serie debía hacer una película. Elegí Iron Man 1: simulé despegar y disparar, y nuevamente la acertaron rápido. Más tarde revisamos cómo producir el material audiovisual para unir los mitos trabajados en clases anteriores. Vimos un video sobre cómo figuras públicas y símbolos políticos son vaciados de su significado y reapropiados comercialmente hasta volverse signos de conformidad. Cerramos con otro video que proponía tres herramientas prácticas para ejercitar la creatividad en casa y subrayaba su valor como habilidad clave para el futuro.

Reflexión personal:

La mímica me recordó que el cuerpo también piensa: al actuar, surgen asociaciones que no aparecen sólo escribiendo. La discusión sobre la mercantilización de símbolos me tocó; confirma que el contexto puede distorsionar un mensaje hasta invertirlo. Eso me hizo revisar nuestro proyecto de mitos: no basta con un buen concepto, hay que buscar una enseñanza y una intención. Del video de herramientas me quedo con una idea central: la creatividad no es un lujo, es una práctica diaria que diferencia a quienes resuelven problemas con profundidad. También fue un llamado de atención: suelo buscar “la idea buena” demasiado pronto; necesito dedicar tiempo explícito a explorar, para luego converger con criterio y no por ansiedad.

Aplicación personal:

Esta semana voy a:
* incorporar un calentamiento corporal de 3 minutos (mímica rápida de un concepto) antes de idear;
* diseñar el guion del material audiovisual de mitos cuidando la intención: escribiré una frase de propósito, riesgos de malinterpretación y cómo los evitamos.
* realizar una nota reflexiva tras cada clase para consolidar aprendizajes.